Formalizar un emprendimiento, además de cumplir los requisitos de la ley, con la seguridad que esto conlleva, permite llegar a nuevos clientes, generar mayor confianza en estos, poder emitir facturas, acceder al mercado financiero formal, público y privado, con préstamos a tasas de interés más bajas y a sistemas formales de apoyo a emprendedores, entre otros tantos beneficios.